Por Ale
Cosin
Performance es un vocablo de origen
anglosajón que significa simplemente "actuación", en el amplio
sentido del término (como en español, actuar es accionar).
Quizá más claro es
el término performativo acuñado en los
'50 por el filósofo del lenguaje J. L. Austin, quien
sostiene que el lenguaje hace algo más que describir o expresar (De este modo,
decir "sí, quiero", por ejemplo, frente a un juez de paz, es firmar
un contrato de matrimonio con una cantidad de derechos y obligaciones que
trascienden las dos palabras antes nombradas).
Entonces performance (se debe pronunciar perfórmans, y el
artículo es femenino) podría traducirse como acción, y sin embargo es a la vez
verbo y sustantivo, y es usado en el arte y como disciplina académica dentro de
los estudios sociales y culturales en un muy amplio espectro, teniendo ya una
larga historia en ambas disciplinas.
Vamos a tomar las
dos vertientes, para explicar lo más sencillamente posible, sus diferencias
pero también sus alcances. Y lo haremos a través de algunos autores muy
importantes para su genealogía.
Richard Schechner, investigador
teatral y director estadounidense, quien es tal vez el que ha llevado más lejos
el estudio a través de la performance y lo
performativo, explica la aparición y la necesidad de estos estudios de la
siguiente manera: "Vivimos en un ambiente teatralizado y performativo. Se
hace política de un modo que es difícil separar el efecto y la sustancia
-introduce- Todo 'se construye', todo es 'juego de superficies y efectos', lo
que quiere decir que todo es performance: del género,
al planeamiento urbano, a las presentaciones del yo en la vida cotidiana... El
campo de estudios de la performance presupone
que vivimos en un mundo postcolonial en el que las culturas se chocan, se
influyen y hasta se interfieren, hibridizándose con energía... Las poblaciones
y las ideas se mueven, empujadas por guerras y gobiernos despóticos, por
fuerzas económicas a las que cortésmente llamamos 'mercado', por el Internet y
otras nuevas tecnologías de la comunicación... Un modo de comprender la escena
de este mundo confuso, contradictorio y extremadamente dinámico es examinarlo 'como
performance'...
Sin atender a qué es performance.
Todo y cualquier cosa puede ser estudiado como performance (así como todo
puede ser estudiado desde el punto de vista de la física, o de la biología, o
de la psicología; porque lo que se afirma es que le estudio será considerado
desde esa perspectiva específica)".
El campo de los
estudios de la performance surgió en los
‘70 como respuesta a la necesidad de abarcar esta contingencia desde un punto
de vista pluralista, abierto y dinámico. Ya se publicaban artículos de
diferentes autores preocupados por los nuevos movimientos sociales (desde el
postcolonialismo hasta el problema del género), pero fue en la Universidad de
Nueva York, en el Departamento de Graduados de Drama donde Schechner es
catedrático, donde se empezó a concretar la institucionalización.
No es extraño que
sucediera en esa época, ya que por esos años la performance art (o
"arte de acción", como se ha
traducido en español) volvía a la palestra con una fuerza renovada, producto
del empuje de los acontecimientos políticos mundiales que dejaron las calles
plagadas de acciones provocativas, pero también con el desdén a las
instituciones canónicas del arte y al objeto artístico mismo. Se llegó así a la
noción del "arte conceptual", en el cual el material eran los
conceptos, marco ideal para la reaparición de la performance como
un medio intangible, aunque visible, con el que se llegaba directamente al
público. Y fue el cuerpo del artista el gran protagonista, un cuerpo que estaba
siendo manipulado desde, también, muchos flancos: desde la guerra hasta la
moda.
Gloria Picazo,
investigadora y curadora española, enfatiza: "Para muchos artistas, la performance ha
sido un medio para explorar la dimensión física del cuerpo; por medio de él,
podían expresar toda suerte de sensaciones y sentimientos, de repudios y
aceptaciones, y hacer evidente su papel de compromiso con la sociedad.
Podríamos hablar de la performance como
una de las prácticas artísticas más comprometidas con el yo del artista, pues,
lejos de posibles recursos externos, en realidad el protagonista básico es el
propio artista".
Sin embargo, si
bien fue en los 60' y 70' el auge de este tipo de expresiones fuertemente
corporales, presenciales, experimentales, activistas; hubo un largo recorrido
anterior, un fluir, como asegura Schechner, entre el ritual y el
entretenimiento, entre la eficacia y el espectáculo; desde el nacimiento de la
cultura. Pero entre los historiadores del arte, hay cierto acuerdo en reconocer
el nacimiento de la performance
art de
mano de los Futuristas italianos (ligados más a la literatura que a las artes
visuales, a pesar de que éstas han sido la sede más publicitada de la performance, cosa que no
es del todo certera, ya que ésta se ha radicado en todas las expresiones
artísticas y ha sido ella misma el punto de unión de las artes escénicas,
visuales y la literatura), durante los convulsionados primeros años del siglo XX.
Citamos a la
investigadora norteamericana Roselee Goldbeg: "... dentro de la historia
de la vanguardia, queriendo decir aquellos artistas que se encontraron a la
cabeza de la ruptura con cada tradición sucesiva, la performance en
el siglo XX ha estado en la primera línea de tal actividad: una vanguardia de
la vanguardia. A pesar de que la mayor parte de lo que se escribe hoy en día
acerca de la obra de los futuristas, constructivistas, dadaístas y surrealistas
continúa concentrándose en los objetos de arte realizados en cada período, la
mayor parte de las veces ésta fue la razón de que estos movimientos encontraran
sus raíces e intentaran resolver las cuestiones problemáticas en la performance... Cuando los
miembros de estos grupos tenían entre veinte y treinta y pocos años de edad,
fue en la performance que pusieron a
prueba sus ideas, y sólo más tarde las expresaron en objetos... La historia del
performance art en
el siglo XX es la historia de un medio permisivo y sin límites fijos con
interminables variables, realizadas por artistas que habían perdido la
paciencia ante las limitaciones de las formas de arte más establecidas, y
decidieron llevar su arte directamente al público... Por su propia naturaleza,
la performance escapa
a una definición exacta o sencilla, más allá de la declaración de que es arte
vivo hecho por artistas".
En Latinoamérica,
la performance estuvo ligada
no sólo a la importación de tendencias vanguardistas desde Europa y Estados
Unidos, sino a los rituales de origen indígena propios de los pueblos
originarios de las distintas regiones y también a su circulación interna.
Pueden distinguirse, entonces, diferencias estéticas y conceptuales entre las
acciones de estas regiones, en comparación de las antes nombradas, pero sin
duda la razón principal es que los artistas que experimentan con este tipo de
género tienden a producir obras autorreferenciales, que mucho tienen que ver
con sus contextos, con su entornos socioculturales. En éste sentido, quizá la performance latinoamericana
lleva en sí misma la marca política que nos distingue históricamente. Al
respecto, Silvio de Gracia artista interdisciplinario argentino, reflexiona:
"La preocupación política, entendida como compromiso con las problemáticas
emergentes de la realidad social, es la tendencia que más fuertemente ha
marcado las prácticas de arte acción en la escena latinoamericana. Aunque
extensa y diversa en su geografía y en sus pueblos, casi toda Latinoamérica
comparte elementos culturales y un pasado histórico eminentemente traumático.
Desde la experiencia colonial hasta la reciente sujeción a poderes hegemónicos
globalizantes, la historia latinoamericana ha estado signada por males
recurrentes: inestabilidad política, economías débiles o vulnerables y marcada
conflictividad social. En casi todos los países de la región se han sufrido
golpes militares que quebraron el orden democrático y que instalaron modelos
dictatoriales y represivos. En este contexto de profunda efervescencia
política, de control policíaco y de violaciones a los derechos humanos era de
esperar que el arte acción se asumiera como estrategia de resistencia y como
medio de hacer visibles los traumas del cuerpo social condenado a la invisibilidad
y al silencio". Para leer todo el artículo, entrar en http://revista.escaner.cl/node/468 .
En función de
adentrarse en una historia de la performance art en
Argentina, recomendamos el artículo de Rodrigo Alonso, investigador argentino,
en el siguiente link: <http://www.roalonso.net/es/arte_cont/accion.php>.
Así mismo, para
mayor información sobre el género artístico y sus alcances, recomendamos un
sitio muy interesante y completo: <http://performancelogia.blogspot.com>.
Fuente: Cosin,
Ale. (2008). “Nociones sobre Performance”. (En línea). (Consulta: 22 de junio
2012). Disponible en: <http://www.alternativateatral.com/nota282-nociones-sobre-performance>
Bibliografía:
* Picazo, Gloria –Compiladora-. (1993). Estudios sobre performance. Sevilla. Centro Andaluz de Teatro, Productora Andaluza de Programas.
* Alcázar, Josefina y Fernando, Fuentes –Compiladores-. (2005). Performance y Arte-Acción en América Latina. México. CITRU Ex Teresa, Ediciones Sin Nombre.
* Goldberg, Roselee. (2001). Performance Arte. Barcelona.
Ediciones Destino.
* Schechner,Richard. (200). Performance. Teoría y prácticas interculturales. Buenos Aires. Libros del Rojas, Universidad de Buenos Aires.
* Hernández Sánchez, Domingo -Editor-. (2003). Arte, Cuerpo y Tecnología. Salamanca. Ediciones Universidad de Salamanca.
* Sánchez, José Antonio y Salazar, Jaime Conde –Editores-. (2003). Cuerpos sobre blanco. Cuenca. Colección Caleidoscopio, Ediciones Universidad de Castilla-La Mancha.
* Schechner,Richard. (200). Performance. Teoría y prácticas interculturales. Buenos Aires. Libros del Rojas, Universidad de Buenos Aires.
* Hernández Sánchez, Domingo -Editor-. (2003). Arte, Cuerpo y Tecnología. Salamanca. Ediciones Universidad de Salamanca.
* Sánchez, José Antonio y Salazar, Jaime Conde –Editores-. (2003). Cuerpos sobre blanco. Cuenca. Colección Caleidoscopio, Ediciones Universidad de Castilla-La Mancha.
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