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El pasado 23 de junio por la noche, el Grupo Ambaí estrenó en Corrientes la obra “El Grito del Silencio” de Fernando Martínez y con la dirección de José María Gómez Samela, en el Teatro Oficial Juan de Vera, según estimaciones ante más de 300 personas. Logrando una repercusión inédita para una obra local como hace tiempo no ocurría. Cabe recordarse que el preestreno se realizó el 11 de junio en la Sala Cine-Teatro Milán en la ciudad de Esquina, en homenaje al autor que es oriundo de dicha ciudad. El Grito del Silencio, es una propuesta que nos lleva a escenarios oníricos donde el espectador se enfrenta, a través de la poética del absurdo con su propio interior.
La velada dio comienzo alrededor de las 21:30, cuando Ambaí teatro festejó su 12 aniversario con una exposición fotográfica en el hall del teatro. De esta manera, el público se encontraba al ingresar al espacio con dicha muestra que reflejaba un recorrido histórico de la diversidad de actividades que realiza el grupo. Seguidamente los actores del grupo (Gabriela Arce, Julián Saucedo y Liliana Pereyra), realizaron un performance en la que con diferentes técnicas teatrales interactuaron con los espectadores. Para ir cerrando el clima de festejo, se realizó un brindis y los actores guiaron con gran alegría al público hasta las butacas de la sala principal. De esta manera dando paso a la gran función que hizo vibrar al público, que movilizado luego de finalizada la misma permanecio con gran entusiasmo para felicitar y fotografiarse con los protagonista. Colaboraron en este gran evento de festejo: Guillermo Sack, Karina Plotkin., Vicente Segovia, Beba Mezzi, entre otros.
Ficha Técnica de la obra: Fernando Martínez y José María Gómez Samela. La Dirección: José María Gómez Samela. Puesta en Escena: Grupo Ambaí. Técnica de iluminación: Montse Zanini. Técnico de sonido y edición: Danilo Zuliani. Música original: “Moro” García Pérez. Voces en off: Mariana Akiko Méndez y José María Gómez Samela. Vestuario: Mariana Acevedo, Silvina Maidana y Flavia Trangoni. Maquillaje: Ricardo Moriena. Diseño Gráfico y Fotografía: Pablo Gómez Samela, Santiago Repetto y Belén Cáceres Forastier. Producción General: Alberto Reyes Frugoni, Montse Zanini y Gustavo Ojeda.


Repercusiones en la prensa:
Un Viaje Metafísico al interior del conflicto humano

El grito del silencio fue estrenada el jueves 23 de junio de 2011, en el Teatro Oficial Juan Vera de la Ciudad de Corrientes, con libreto de Fernando Martínez y dirección general de José María Gómez Samela - Grupo Teatro Ambaí (1).
La obra es una propuesta que nos lleva a escenarios oníricos donde el espectador se enfrenta, a través de la poética del absurdo que transita la obra, con las miserias del ser humano, sus sueños, frustraciones, los valores impuestos por la familia y la sociedad, en un lugar poco común, su propio interior.

Por Martín Alvarenga (edualv10@hotmail.com)

Dos personajes, interpretados por José María Gómez Samela y Fernando Martínez, protagonizaron en la víspera, en el Teatro Vera de Corrientes, la obra El grito del silencio que se enmarca en el Teatro del Absurdo (2).
Quizás, esta modalidad de puesta en escena, sea al teatro lo que la abstracción geométrica u orgánica es a la pintura y el free-jazz es a la música.
Pues en cada una de estas experiencias estéticas hay un concepto que deviene concepción; o sea, una imagen del mundo que se objetiva tras una idea fija previamente materializada en el texto, en el boceto o en la partitura, según el caso en que se focalice.
En la ponencia de este abordaje si recaláramos en el sinsentido colisionaríamos con el sentido, y si hiciéramos una cabecera de playa en el absurdo nos impactaríamos contra la coherencia.
En esta modalidad de representación si fuéramos a buscar un argumento no lo encontraríamos; ahora bien, si fuéramos a buscar una estética global de una idea del universo, la audiovisualización, la interpretación y la actualidad tensionante del teatro podríamos desenterrar un sentido oculto: el de la vida misma, como maduración traspasando el plano recurrente del conflicto existencial.
Aquí se plantea la paradoja de teatro tradicional y teatro de vanguardia y, esa paradoja, cuando se experimenta en una contracción y en una expansión dialéctica, nos deja regulando el punto de vista convencional.
Algunos espectadores insistirán que en El grito del silencio se ha desarrollado una historia; otros valorarán la necesidad interna de una búsqueda que se objetiva en el balbuceo gestual, verbal, los juegos lumínicos, corporales y efectos de música. Lo cierto es que esta obra trasmite estados de ánimo, climas, ráfagas de contenidos fragmentados en los que se sacan chispas esa indagación de lo humano entre la ingenuidad y la madurez, de un modo lacerante, festivo y des-figurado.
Me permito rescatar, desde mi propio mirador, a El grito del silencio como un viaje metafísico al interior del conflicto humano y su raíz: sus milenarias metamorfosis entre la locura y la cordura, entre la serenidad y la desesperación, entre el silencio y la tartamudez, entre el balbuceo y lo inaudible.

Para tener una mirada y una experiencia nuevas, recomiendo al público asumirse como cómplice de esta obra, en su condición de observador participante ante un absurdo que, de pronto, por el compromiso que aquello implica, los artistas y sus espectadores (por una transfiguración alquímica) redescubran el Sentido en el transfondo mismo del Sinsentido.
Albert Camus y Jean Paul Sartre, mentores del teatro del absurdo, han elegido la rebelión de lo humano contra el sinsentido para redescubrir que la interpelación contra el destino tiene un contenido enaltecedor y salvífico. Se acepta el absurdo, pero se lucha a contracorriente para develar su sentido último. Entre la coherencia y el absurdo late intensamente una causa noble y justa, a pesar de su lenguaje fragmentario y hermético. Eso es lo que ha transmitido Teatro Ambaí esa noche en el Vera, a través de El grito del silencio.
(1)Recientemente cumplió 12 años de vida y está conformado por jóvenes que representan a la provincia en diversos certámenes, eventos, festivales, atravesando las fronteras del teatro y llegando incluso a la televisión y el cine; como así también en trabajos de compromiso social, formación y educación.
(2) Se caracteriza por tramas que carecen de significado, diálogos repetitivos y falta de secuencia dramática que a menudo crean una atmósfera onírica. El teatro del absurdo tiene fuertes rasgos existencialistas y cuestiona la sociedad y al hombre. Lo hace a través del humor y la incoherencia, el disparate y lo ilógico, que son rasgos muy representativos de estas obras.


Web: http://aincrit.tumblr.com/unviajemetafisico


Ambaí: Un disparo de absurdo en el Vera
Entre amor y temor, pasión y refugio, el grupo Ambaí de teatro celebró un año nuevo y consagración en el escenario mayor de Corrientes con un retrato de su trayectoria y dramaturgia onírica extremados en un disparo de absurdo interpretado para un público variado que colmó de aplausos la sala baja ante representaciones sutiles del ser en conflicto y el destajo de la vida.
Ni el frío de tarde otoño que caía sobre la capital ni la imponencia de la sala tradicional amainaron la desventura de trasgredir la soledad infinita del “dos-caras” que vive tras las ventanas por no saber de la posibilidad de comprender como amar sin amarse.
Aunque no es la primera vez que este grupo se pone en cuestión al límite del ser como lo hiciera el autor existencial por excelencia.
¿Qué le sugiere un grito en el silencio?, preguntaba este diario en la antesala.
Para señalar la poesía menos pensada: quizá fuera lo que uno mismo no se sabe bien decir o lo que es mejor hacer antes que esperar que otro lo haga, contestaba una actriz encerrada en su retórica de ocaso frente a un difícil estreno de género con ingreso extravagante.
Las piezas desmembradas de un muñeco, los giros de una pelota que repica, señales contrapuestas al sin sentido intermitente, un afuera interno, una mirada de ojos prudentes, un soga que estrangula pies, el desafío de la obra, la maravilla del salto, la otredad en el vacío.
O como dijera el pensador racionalista abstracto, hipostasiado ante el absurdo en la realidad y su sustento en el escándalo entre el objeto y el sujeto: Cuando la ilógica y la censura coinciden en el surrealismo de la palabra, lo que nos llega es la parte infeliz de la verdad.
Es que en tiempos en los que la intervención humana trata de convencerse de haber superado las propias fuerzas de la naturaleza sólo para constituirse en un peligro para el equilibrio innumerable, el arte en Ambaí nos devuelve a la locura que por siglos habitó la esperanza de un cambio.


Bastó una introducción articulada por tres personajes “performáticos”, lo moderno de circo, lo clásico glótico, endurecido, incompleto y lo trascendental de luto, tras una máscara de caricatura tallada en rojo que caminó por un laberinto de imágenes.
Acordes de fuelle francés acomparon un ingreso pasivo a la reminiscencia que deja la angustia en su necesidad de apelar a la intimidad del recuerdo para fundamentar que el hombre sólo pudo en su despliegue de capacidad vivir sin cortes la verdadera libertad.
Pero cual fuera el tono, la gravedad de una bala que en la sombra sonó para separar los cuerpos de los actores ante una brecha de impunidad disparó calibre grueso de realidad: morimos a cada instante y por desgracia.


Hay quienes asesinan y no dan la cara/
el rico da la orden y el pobre la dispara/
no se necesitan balas para probar un punto/
es lógico, no se puede hablar con un difunto/
el dialogo destruye cualquier situación macabra/
antes de usar balas disparo con palabras/ (1)
Aleaciones de metal para sembrar el odio entre los hombres.


En 2002 la Boeing (EE.UU.) vendió armas por 20 mil 500 millones en dólares, la Lockheed Martin (idem*) 18 mil 900 millones, la Northrop Grumman (*) 17 mil 800 milllnes, la Raytheon(*) 15 mil300 millones, la BAE (Reino Unido) otros 14 mil millones. Hace tres años cada segundo se gastó 35.120 euros en armamento equivalente a 3.034 millones/día, 1.107.550 millones/año. (2). Desde 1998 el consumo de armas aumento 50%. Según Unicef las necesidades de todas las personas en la Tierra se podrían satisfacer con el 10% del gasto militar.


En la sala.
HOMBRE 1:_ ¡Basta! (con desesperación) Lo siento a usted hasta en los huesos, su silencio me grita en la oreja… Podrá cocerse la boca, podrá cortarse la lengua pero eso no le impediría que exista.
HOMBRE 2:_ Se levanta y se sienta en el suelo, apoyando la espalda a la silla, sin darle el frente a 1
HOMBRE 1: Es inútil que se esconda. Esta en todas partes, en mi cuerpo…, en mi ropa, en mi cama, en cada sonido manchado que escucho.
HOMBRE 2:_ ¿Me tiene miedo? con sarcasmo (3)
Bastaría con el 25% del gasto anual en armamentos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y el Japón para erradicar la pobreza del mundo.

(1)- Calle 13- La bala.
(2)- El Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para la Paz (Stockholm International Peace Research Institute, SIPRI)
(3)- El grito en el Silencio- Fernando Martinez.

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