Javier Daulte, es Dramaturgo, Director de teatro y uno de los nuevos
representantes del teatro argentino. Sus obras son reconocidas, premiadas y
montadas en diversos países de Europa, América y Argentina. Por su estilo
personal logró un lugar en la escena nacional.
(Por
José María Gómez Samela-Buenos Aires)*
¿Cómo
se mete en el mundo del teatro?
Empecé a estudiar actuación a los 14
años y también a la par empezaba a escribir algo, pero no sabía realmente si el
teatro iba a ser mi profesión. De hecho hice Psicología, me recibí, fui actor
en algunas obras, pero tome la decisión de escribir recién a comienzos de la
década de los 90´. Eso fue cuando escribí un grupo de tres obras: “Obito”, “Un
asesino al otro lado de la pared” y “Criminal”. Así con “Obito”, se hizo un
ciclo semimontado en el Teatro Cervantes. Luego se hizo “Criminal”, que fue de
algún modo el primer espectáculo que empieza a abrirme algunas puertas. Lo dirige
Diego Kogan, primero en la facultad de Psicología y como nos fue muy bien,
decidimos hacer una temporada en el año 96´ en el Teatro Payró; fue un suceso.
Posteriormente, escribo “Martha Stutz”, que se hace en el Teatro San Martín al
año siguiente. Después viene “Casino” y “Geometría”, esta última la dirige
Mónica Viñao. En el año 99´ me decido a dirigir mis propios textos, primero
junto a Gabriela Izcovich, con quien hicimos “Faros de Color” y luego “Fuera de
cuadro”. En ese momento empiezo a viajar a España, a presentar estas obras en
festivales. Primero esta “Faros de Color” en el Festival Sitges, que ya no
existe más y es un festival de creación contemporánea. Al año siguiente nos
presentamos con “Fuera de Cuadro”, en el
Festival del Grec (2001). Ya en el 2002 viene “La Escala Humana”, “Gore”, esta
última fue un exitazo en España y me valió muchas propuestas de trabajo que las
lleve a cabo. También, por esa época hicimos con Gabriela Izcovich “Intimidad”,
que es una versión que hizo ella de la novela de Hanif Kureishi, y que fue un
texto que dirigí y no era mío. Y así, siguieron los festivales internacionales,
encuentros, éxitos, reconocimientos y hoy estamos con “Nuca Estuviste Tan
Adorable”, estrenada en el 2004 y que permanece en cartel en el Teatro Broadway
de la avenida Corrientes.
¿Aplica
a sus obras, lo aprendido en la Carrera de Psicología?
No, casi lo contrario, creo que estudie
Psicología, porque cuando yo tenía 18 o 19 años, había terminado el colegio
secundario y pasaba que escuchaba mucho en las clases de teatro, de
dramaturgia, entre mis compañeros, todo el mundo hablaba en términos
psicologistas. Y la verdad que creía que para hacer un buen teatro, había que
saber esas cosas, pero empecé a sospechar que acá la gente habla sin saber
mucho. Entonces, estudie la carrera, que la disfrute muchísimo y descubrí que
en realidad son cosas completamente distintas. Obviamente que todo lo que uno
estudie y aprenda va a ser de enorme utilidad en la vida y para el teatro
también. El teatro es una disciplina que en lo profundo es muy diferente y no
tiene nada que ver con la Psicología.
¿Sus
obras buscan siempre romper las estructuras y hacer una crítica del sistema?
Lo que sí pueda relacionarse entre
Teatro y Psicología, y si algo aprendí, es que el sujeto humano es un ser
múltiple y predecible. En sí mismo, es capaz de muchas cosas, entonces eso
quizás a mí me sirvió para crear situaciones completamente lógicas, pero no
arquetípicas, no como fuera de lo establecido. No pretendo con mis obras
establecer ningún tipo de crítica social, lo digo porque por ejemplo con Obito,
inevitablemente se cree que sí. Para mí,
lo que pasa, es que esta clandestinidad al servicio del terrorismo
cuentapropista, (porque son privados), es algo que vivió la Argentina y sobre todo
en la época en que yo la escribiera, algo nada difícil de imaginarse como,
posible fábula. Me pasaba, que imaginándome
eso, era un excelente territorio para desarrollar algunas ideas respecto de
ciertas lógicas de máximo matemático, que me interesa más poner en juego a la
hora de escribir. De hecho “Obito”, esta inspirada en un cuento de kafka que se
llama “En la colonia Penitenciaría”, que es un viejo destacamento donde va una
persona de visita a ver como era ese lugar, que casi ya no funcionaba, que era
una máquina de tortura, y que quien la cuidaba describía la perfección de ese
sistema. Y luego termina en que esta persona que cuida, se somete al suplicio y
muere por la máquina, de algún modo aceptando con orgullo el ser víctima del
sistema tan perfecto.
¿Tu
obra “Nunca Estuviste Tan Adorable”, va más hacía lo personal?
Creo que a mí, una de las cosas que más me
interesa a la hora de hacer una nueva obra, es no repetir, poder indagar,
investigar. La obra nació durante el ciclo de Biodrama, que se da en el
Complejo Teatral de Buenos Aires, y donde la premisa es hacer una obra, que sea
de un personaje vivo y argentino. Y tome a mi mamá y la familia de ella, y
choque con la dificultad de contar una historia donde muchos de los elementos
son reales. Justamente, el riesgo de hacer una obra normal, es decir, la
mayoría de mis obras son realistas, pero yo decía esta obra no es más que un
relato, y yo temía, había algo del procedimiento que me daba un poco de temor,
porque mis otras obras iban por otro lado, pero salió todo bien y los
resultados están a la vista.
¿En
qué lugar se siente más cómodo, como director, actor o dramaturgo?
Como actor no trabajo, no hago nada, fue
un momento. La actuación la veo como para dirigir actores, cursos, creo que el
hecho de hacer mucho transito me sirvió, pero no me llama más. Ahora, es como
que no concibo ni dirigir un texto que no sea mío, ni escribir si no la voy a
dirigir yo.
¿En
qué consiste tu método de trabajo con respecto al entrenamiento de actores?
Lo que hago en un taller, como en el
montaje de una obra es muy parecido. Por un lado, busco en los actores el
máximo de entrega emocional y que esto se una a un entrenamiento. Que la
fluidez emocional se vuelva algo muy fácil y cotidiano en base a un
entrenamiento (compromiso emocional), y por otro parte, estar muy atento al
aspecto de descubrir en cada planteo, cuál es el juego que se propone y saber
jugarlo. En síntesis busco juntar de algún modo estos dos aspectos, el aspecto
lúdico y el aspecto emocional. Por eso el único trabajo teórico que tengo se
llama juego y compromiso, en donde uno trata de juntar estas dos cosas, que en
general suelen ir separadas, se suele entender lo lúdico como algo liviano y lo
comprometido como algo de uso solemne.
¿Qué
consejo le daría a la gente que hace teatro en Corrientes?
Cuesta mucho en todas partes. En las
provincias hay mayores dificultades que en capital, y además creo que esta el
tema de si miramos hacía Buenos Aires, o no, lo buscamos como referente o no.
Es como en un momento aquí se decía miramos hacía Europa o no, si algo tiene de
vital y de atractivo el teatro de acá, es que ha dejado de mirar a Europa, y
ahora son ellos los que nos miran a nosotros. Creo que de algún modo, cada uno
debe ser fiel a la verdad teatral que se construye en su lugar. Luego, si le
interesa a otros, que sea bienvenido, pero mientras tanto que les interese a
los que estén ahí. Es pintar su propia aldea, nada más antipático y patético
que ver a un grupo tratando de hacer teatro como lo hacen en otro lugar, que no
es el de ellos. Si algo me ha costado mucho, he pagado un precio caro, y de lo
que me enorgullezco, es que no me parezco a nadie. Porque siempre te van a
pedir que te parezcas a alguien. Si de pronto, por ejemplo vos sos actor y
querés trabajar en cine, teatro y televisión, y vivís en Corrientes, tenés que
venirte por lo menos a capital. Ahora, si hay un interés de hacer teatro en
términos de comunidad teatral es distinto, creo que hay que hacer las propias
apuestas. Por supuesto, creo que hay muchos de los planes que se están
haciendo, las asistentas técnicas, etc, esta bueno salir y ver, no solamente
porque uno aprende y ve cosas de afuera, sino para ver que no es tan distinto,
ni tan extraordinario, sirve para darse cuenta. Cuesta dar consejo, pero creo
que ser fiel a uno mismo es lo mejor que puede hacer, salvo que realmente no
sienta identidad con el lugar donde realmente esta. Esta el caso de Portaluppi,
que es de Corrientes, y se vino para aquí, porque su afán tenía que ver con
todo, Teatro, Cine y Televisión, y lo consiguió todo y ahí está con mucho
talento y éxito. Pero el éxito creo que pasa según los casos, es muy diferente.
Yo estuve en Corrientes, en una fiesta,
y charle con la gente de teatro, y para mí lo mejor del teatro de Corrientes,
es aquel que no necesita nada del de Buenos Aires. Sabiendo que es difícil, hay
que desperjuiciarse de todo, porque los perjuicios son los peores enemigos de
todos en muchas áreas.
* Entrevista realizada en el 2006
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