Todos los viernes a las 22 hs. continúa “La Piel
del Poema” de Ignacio Bartolone, en la Sala Batato Barea del Centro Cultural
Rector Ricardo Rojas de la UBA (Av. Corrientes 2038). Debido al éxito de la
obra se agregaron nuevas fechas: 7 y 21 de agosto y 11, 18 y 25 de septiembre.
La entrada
general está $60 y descuentos para estudiantes con libreta de la UBA y
jubilados. Las mismas pueden adquirirse en la boletaría de la sala. La obra es
una producción del Centro Cultural Ricardo Rojas. Referencias de la obra
en: http://www.alternativateatral.com/obra35437-la-piel-del-poema
Sinopsis: Atardecer crepuscular a Orillas del Paraná.
Lúgubres sombras de Sauce Llorón y un fantasmagórico brillo sobre los juncos
que reflejan una luna que se presenta lobuna y gigante. Atravesando esta
estampa macabra y zanjuda se abre paso un espíritu errante que brama por un
amor perdido. Dos mejores amigas llegan a la orilla del río para pasar un rato
distendido sin advertir el inminente encuentro con lo sobrenatural y la
aparición estelar de los héroes de turno, un comisario enamoradizo y un oficial
de carácter sensible que navegan las aguas barrosas en una lancha de prefectura
bautizada con el nombre de la Gacela.
Ficha técnico artística:
Dramaturgia: Ignacio Bartolone
Actúan: Karina Elsztein, Marcos
Ferrante, Cristina Lamothe, Ariel Perez De Maria, Luciano
Ricio
Músicos: Franco Calluso
Vestuario: Paola Delgado
Escenografía: Paola Delgado
Iluminación: Claudio Del Bianco
Asistencia técnica: José
María Gomez Samela
Asistencia de dirección: Mercedes
Vivacqua
Coreografía: Carolina Borca
Dirección: Ignacio Bartolone
Para más información: http://www.rojas.uba.ar . Teléfonos: 4954-5521
/ 4954-5523
DESCAMAR LA DRAMATURGIA ARGENTINA
(Por Silvio Lang)
Cuando Josefina Ludmer dice que
“el gaucho no puede hablar” está en lo cierto. El subalterno no tiene voz
(Spivak): ningún gaucho argentino habla como se habla en el MARTIN FIERRO, esa
lengua es una refinada producción de las élites literarias argentinas. La
literatura gauchesca es una técnica del disfraz: la teatralización de la
otredad plebeya. Nacho Bartolone no desconoce estas impostaciones institucionales, ni esas
referencias de las teorías de género. A tal punto que en su reciente y segunda
creación, LA PIEL DEL POEMA, convoca a un director de Corrientes, José María Gómez Samela, para la puesta en voz de sus actores con la tonada porá.
Sin embargo, la operatoria dramatúrgica de Bartolone es más extrema. Como no es un dramaturgo porteño etnocéntrico, que parodia a los impedidos del Capital como un Tinelli o un Spregelburd, sodomizando al otro con el lenguaje propio, lo que hace Bartolone, en cambio, es delirar la lengua gauchesca-correntina, producir situaciones disparatas con estados lenguajeros de los jóvenes actuales atravesados por las políticas queer.
Porque ya no se trata, con Bartolone, de la dramaturgia noventosa de la parodia de la argentinidad, que perdura inviable e idiota en los recintos teatrales hasta el día de hoy, si no de la ficción alucinada: la dramaturgia escénica como la producción de ficciones de la patria alucinada. Ya no se trata de poner en crisis si no de poner en creación a la patria. Una patria, o mejor, una “matria” queer, por ejemplo. Porque la parodia puede destruir el modelo que critica y desde el cual se fecunda, pero no puede crear nada por si misma. Y Bartolone no se indexa en los maxikioscos personalistas de la dramaturgia porteña heteronormativa, si no que se sustrae y conecta con la escritura argentina contemporánea – Strafacce, Gambarotta, Raimundi... Lo que le permite tramar otras narrativas escénicas más atentas, inesperadas, vivaces, complejas y divertidas. Que lo constelan, quizás, con dramaturgas mujeres -Mariana Chaud, Maruja Bustamante,Romina Paula- o un puto como Copi.
LA PIEL DEL POEMA, entonces, es la mutación del disfraz de las voces indebidas y las situaciones surrealistas; las diversificaciones de las identidades itinerantes de la mater-patria: hacerse gaucho-duende rosa, hacerse policía-poeta, hacerse guaina-fumona torta… Los nombres propios y los vocativos de los jóvenes de LA PIEL DEL POEMA, son el crossdressing del amor: identidades-disfraces posibles para amar, como en las comedias de Shakespeare o de Marivaux, que eran buenos para el travestismo.
Con la misma eficacia energética desmesurada de los actores de la anterior obra de Bartolone, Piedra Sentada, pata corrida, los actores de LA PIEL DEL POEMA - Marcos Ferrante, Luciano Ricio, Cristina Lamothe
Sin embargo, la operatoria dramatúrgica de Bartolone es más extrema. Como no es un dramaturgo porteño etnocéntrico, que parodia a los impedidos del Capital como un Tinelli o un Spregelburd, sodomizando al otro con el lenguaje propio, lo que hace Bartolone, en cambio, es delirar la lengua gauchesca-correntina, producir situaciones disparatas con estados lenguajeros de los jóvenes actuales atravesados por las políticas queer.
Porque ya no se trata, con Bartolone, de la dramaturgia noventosa de la parodia de la argentinidad, que perdura inviable e idiota en los recintos teatrales hasta el día de hoy, si no de la ficción alucinada: la dramaturgia escénica como la producción de ficciones de la patria alucinada. Ya no se trata de poner en crisis si no de poner en creación a la patria. Una patria, o mejor, una “matria” queer, por ejemplo. Porque la parodia puede destruir el modelo que critica y desde el cual se fecunda, pero no puede crear nada por si misma. Y Bartolone no se indexa en los maxikioscos personalistas de la dramaturgia porteña heteronormativa, si no que se sustrae y conecta con la escritura argentina contemporánea – Strafacce, Gambarotta, Raimundi... Lo que le permite tramar otras narrativas escénicas más atentas, inesperadas, vivaces, complejas y divertidas. Que lo constelan, quizás, con dramaturgas mujeres -Mariana Chaud, Maruja Bustamante,Romina Paula- o un puto como Copi.
LA PIEL DEL POEMA, entonces, es la mutación del disfraz de las voces indebidas y las situaciones surrealistas; las diversificaciones de las identidades itinerantes de la mater-patria: hacerse gaucho-duende rosa, hacerse policía-poeta, hacerse guaina-fumona torta… Los nombres propios y los vocativos de los jóvenes de LA PIEL DEL POEMA, son el crossdressing del amor: identidades-disfraces posibles para amar, como en las comedias de Shakespeare o de Marivaux, que eran buenos para el travestismo.
Con la misma eficacia energética desmesurada de los actores de la anterior obra de Bartolone, Piedra Sentada, pata corrida, los actores de LA PIEL DEL POEMA - Marcos Ferrante, Luciano Ricio, Cristina Lamothe
, Karina Elsztein y Ariel Perez de Maria-, exhuman, en un riacho de chistes, una lengua dislocada del amor fronterizo y las identidades contrariadas, como los performers surrealistas de principio de siglo XX pero mixturada con el ritmo de los jóvenes de hoy, los que experimentamos una nueva épica política y queremos anudarla a una nueva educación sentimental. “Energía blanda para las causas rosas”, remata el gaucho manfloro, al final de la obra. Bartolone crea con sus actores un teatro de la incitación a las asociaciones alegres donde hablar es también coger y querer.
Por eso, cambiar la piel del poema, descamar la dramaturgia argentina, es vascular del lado deseante de las cosas, sumar otros objetos de admiración y diversificar las maneras de amar hasta fundar una “matria” alucinada… Cambiar las formas, amar lo que viene.
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